jueves, 18 de diciembre de 2008

pág. 57 - El futuro de Nathalie

El padre de Nathalie inauguraba una época en la que ni siquiera el futuro parecía tener futuro, una década durante la que los alumnos lo oirían repetir cada día y en todos los tonos: ¡Chicos, se acabaron las vacas gordas!¡Y se acabaron los amores fáciles! Para y sida para todo el mundo, eso es lo que os espera. Sí, eso es lo que padres o profesores les inculcamos durante años para "motivarles" más. Un discurso como un cielo cargado de nubes.Eso era lo que hacía llorar a la pequeña Nathalie, sentía pesar por anticipado, lloraba su futuro como si fuera un joven muerto. Y se sentía muy culpable de matarlo un poco más cada día, con sus dificultades en gramática (...). - pág. 57.

- Este fragmento me llamó mucho la atención cuando lo leí, pues me sentí identificado en él. Yo, como Nathalie, también sufrí esa sensación de miedo al futuro: futuro que llegaría y al que yo no estaría preparado y fracasaría por no saber hacer bien los algorítmos en mates, subordinar en lengua o dibujar con compás en artística.

Reflexión: ¿es siempre necesario "acojonar" a nuestros alumnos con su futuro para que estudien o "espabilen"? ¿Crear en ellos ese tipo de ansiedad?.

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