El padre de Nathalie inauguraba una época en la que ni siquiera el futuro parecía tener futuro, una década durante la que los alumnos lo oirían repetir cada día y en todos los tonos: ¡Chicos, se acabaron las vacas gordas!¡Y se acabaron los amores fáciles! Para y sida para todo el mundo, eso es lo que os espera. Sí, eso es lo que padres o profesores les inculcamos durante años para "motivarles" más. Un discurso como un cielo cargado de nubes.Eso era lo que hacía llorar a la pequeña Nathalie, sentía pesar por anticipado, lloraba su futuro como si fuera un joven muerto. Y se sentía muy culpable de matarlo un poco más cada día, con sus dificultades en gramática (...). - pág. 57.
- Este fragmento me llamó mucho la atención cuando lo leí, pues me sentí identificado en él. Yo, como Nathalie, también sufrí esa sensación de miedo al futuro: futuro que llegaría y al que yo no estaría preparado y fracasaría por no saber hacer bien los algorítmos en mates, subordinar en lengua o dibujar con compás en artística.
Reflexión: ¿es siempre necesario "acojonar" a nuestros alumnos con su futuro para que estudien o "espabilen"? ¿Crear en ellos ese tipo de ansiedad?.
jueves, 18 de diciembre de 2008
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