jueves, 18 de diciembre de 2008

pág. 149 - El problema de la respuesta.

La respuesta absurda se distingue de la errónea en que no procede de ningún razonamiento. (...). No responde a la pregunta que se le hace, sino al hecho de que se la hagan. (...). Acertada, errónea, absurda, no importa.(...). La respuesta absurda constituye la diplomática confesión de la ignorancia que, a pesar de todo, intenta mantener un vínculo. Naturalmente, puede expresar también un acto de rebelión tipificado: me toca las narices, este profe, poniéndome entre la espadad y la pared. ¿Acaso yo le hago preguntas?.

- Este es otro claro recurso de nuestro alumno zoquete y al que todos alguna vez hemos recurrido para pasar ese mal trago de "la pregunta que te hace el profe cuando no tienes ni idea o te ha pillado distraído".
Este recurso, por otra parte, es habitual y sistemático en el alumno zoquete: quizá por que no sepa la respuesta, por que quiera hacerse el gracioso, por que no le interese... porque esté, no quiera, sepa, o nadie le ayude salir de esa tercera dimensión en la que se encuentra.

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