jueves, 18 de diciembre de 2008

pág. 144 - Ejercicios de aburrimiento: de blanco a negro.

(...) A veces les aconsejaba ejercicios de aburrimiento, sí, para instalarles en la perseverancia. Les rogaba que no hiciesen nada: que no se distrajeran, no consumieran nada, ni siquiera conversación, que tampoco trabajaran, en resumen, que no hicieran nada, nada de nada. (...) Veinte minutos. Con el reloj en la mano. (...)
- ¿Para qué?
- Por pura curiosidad. Concentraos en los minutos que pasan, no perdáis ni uno y contádmelo mañana.
-¿Cómo podrá comprobar usted que lo hemos hecho?
- No podré.
-¿Y después de los veinte minutos?
- Os lanzáis sobre los deberes como hambrientos.

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